viernes, 30 de diciembre de 2011

La cima del cielo


Y así son todos los días, idénticos, dejando pasar las horas como si fuesen los anuncios que nos obligan a ver mientras esperamos que nuestro programa preferido empiece.
Vuelvo a casa tarde mintiéndome y prometiendo que mañana voy a empezar a ponerme enserio, que me hago viejo, a quien voy a engañar..
Seguiré sentado esperando un golpe de suerte,
tarde o temprano, me tiene que tocar a mí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario